¿Has sentido que el universo conspira en tu contra? ¿Que hay eventos que simplemente te rebasan? ¿Que hay cosas que, cuando pasan, no hay nada que puedas hacer al respecto, más que dejar que te caigan encima y te aplasten?
Bienvenido, bienvenida, al mundo del Gallo y la Gallina.
Deja me explico:
Cuando permitimos que los eventos de nuestra vida tomen el control sobre nosotros, cuando nos permitimos la impotencia de quien no puede hacer nada más que reaccionar y esquivar, nos convertimos en víctimas. Es un asunto de mentalidad.
La mentalidad víctima, aquella que renuncia a su poder y deja que los eventos en su vida le caigan encima y la aplasten, es incapaz de crear porque se limita a reaccionar: "no puedo, no vale la pena, es más fuerte que yo."
Y se manifiesta de dos maneras: te convierte en Gallo, o en Gallina.
LA MENTALIDAD DEL GALLO:
El gallo es orgulloso. Es el dueño del gallinero y el que tiene la última palabra. Es grosero, arrogante y mamón. Y le gusta quejarse. Mentar madres. ¡Pinche gobierno! ¡Todo es culpa de mi jefe que es un imbécil! ¡Maldito tráfico! ¡Todas las viejas son iguales! ¡Todos los hombres son iguales!
Cuando nada es tu culpa, sino culpa de todos los demás, del universo que --según tú-- te ha declarado la guerra, no te queda de otra más que reaccionar ante los eventos de tu vida. Porque tu vida no la controlas tú. La controla el dueño del gallo. El que decide cuándo llevarte al palenque, ponerte las espuelas y lanzarte a que te partas el hocico (más bien, el pico) contra otro gallo igual.
Eso sí, en el palenque, te bates a muerte, y pobre del que se te ponga enfrente porque no la va a librar... ¡Y qué chingón se siente ser el ganador, poder pasearte con las plumas infladas y el pecho de fuera!
Pero tus peleas no las eliges tú.
Las elige ese universo maldito que se ha puesto como meta hacerte la vida difícil. Y como tú no puedes contra el universo porque te le has entregado por completo, te desquitas con quien se te ponga enfrente. Incluyendo tu pareja. Tus hijos. Tú mismo.
El Gallo es la víctima que, para no confrontar el hecho de que le ha cedido su poder a los eventos en su vida, se convierte en victimario.
LA MENTALIDAD DE LA GALLINA:
La gallina es cuidadosa. Es la encargada de que no se rompan los huevos que tiene a su cargo. Es capaz de sacrificarse con tal de que no pase nada. Es obediente y callada. Es prudente. Siempre prefiere ceder, en especial ante el griterío del gallo.
Pero sobre todo, la gallina es cobarde. No porque tenga miedo, ése lo tenemos todos. Es imposible estar vivo y no tener miedos. No, la gallina es cobarde porque le ha entregado su vida al miedo.
"No, no hagas eso, qué tal que sale mal." "No, eso es demasiado peligroso, no vale la pena arriesgarse." "No voy a poder." "No es para mí." "No me lo merezco." "Al fin que ni quería."
La Gallina también le ha entregado todo su poder al universo que --según ella-- es quien decide qué es lo que puede y no puede hacer. Sólo que, a diferencia del Gallo, que para no sentirse víctima se convierte en victimario, la Gallina se regodea en su victimez. Para la Gallina, el ser víctima es justamente la posición natural, el lugar desde donde opera y desde donde sabe cómo son las cosas. "¡Pégame pero no me dejes!"
A la Gallina nunca la van a llevar a una pelea de gallos. ¡Menos mal, porque son muy peligrosas! La Gallina prefiere quedarse en casa, empollando cómodamente, esperando que alguien llegue con el alpiste, que alguien le limpie el gallinero, que alguien la cuide y la proteja de todos los peligros del mundo exterior...
Que alguien llegue y le quite los huevos que puso. Que alguien llegue y se la lleve para hacer caldo.
Porque la Gallina no tiene ningún poder de decisión sobre lo que pasa con ella o con las cosas que son importantes para ella. Al igual que con el Gallo, su vida no depende de ella sino de un universo cruel que la maneja a su antojo. Pero ni modo. Así es la vida.
Para qué moverle, si mientras el gallinero esté calientito, se está bien.
¿Suena familiar? Quizás. ¿Suena cómodo? Seguramente no...
(continuará)
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